¿Cada cuando te detienes a pensar y a sentir lo que tu cuerpo dice?
Muchas veces por el ritmo en el que vivimos no nos damos cuenta de que podemos prevenir molestias o dolencias pasajeras antes de necesitar medicina.
Todos los humanos perdemos de vista la capacidad de entender los mensajes de nuestro propio cuerpo, y no, no es casualidad tener un tronido, cosquilleos, espasmos o calambres. Las causas a veces pueden partir de la alimentación o por la falta de control de el estrés. El cuerpo puede resentir y sentirse averiado, aunque nos demos el fin de semana para descansar y cuando volvemos a la rutina diaria percibimos cansancio.
Una de las formas en que podemos mejorar escuchar y comprender lo que nos dice el cuerpo puede ser darse espacios o tiempos solo para percibirnos, literal, desde los pies hasta la coronilla de la cabeza.
Te recomendamos darte un momento, de al menos 15 minutos, en el día ya sea por la mañana o la noche para cerrar los ojos y percibir tu cuerpo. Procura estar en un lugar quieto y aligerar la respiración para lograr esto realiza respiraciones continuas exhalando e inhalando procurando presenciar solo la actividad de respirar.
Al momento de sentir un ritmo más tranquilo en el que los pensamientos van y vienen comienza por recorrer tu cuerpo sintiendo cada parte, iniciando por los dedos de los pies, subiendo por los tobillos, pantorrillas,rodillas, piernas, sexo, vientre, abdomen, pecho. Recorre los brazos hasta los dedos de tus manos y vuelve para subir y continuar percibiendo tus hombros, cuello, y músculos faciales hasta llegar a la coronilla. Al recorrer cada parte procura relajarte. Pregúntate cómo se siente tu cuerpo ¿que parte siente alguna molestia o dolencia? trata de recordar cuándo fue la última vez que sentiste bienestar en esa parte o específica del cuerpo. Piensa que podrías hacer para sentirte mejor y llevarlo a cabo no solo pensarlo.
